¿Qué es la libertad financiera?
Se define libertad financiera como el estado de la persona que mediante sus activos es capaz de cubrir permanentemente sus necesidades económicas sin necesidad de realizar una actividad laboral.
¿El santo grial de una generación? ¿Una milonga inalcanzable? ¿Inspiración o mito? La libertad financiera es un concepto que produce reacciones muy dispares. Desde el escepticismo, la incredulidad, el desprecio, rechazo o la pasión, la ilusión y la motivación.
La libertad financiera es algo tan simple (¡aunque tan brutalmente difícil de conseguir!), como que los ingresos de tus activos sean suficientes como para cubrir tus gastos. Es decir que tengas ahorros, inversiones, bienes, participaciones en empresas, pisos, activos digitales, etc. que cada año generen más riqueza de la que necesitas para vivir.
¿Qué es lo interesante de este concepto que lo hace tan atractivo a las generaciones presentes?
Pues que gracias a tener dichos activos, tu dependencia hacia un trabajo y un sueldo se rompe, y entonces eres tú el que decide si desea o no continuar trabajando, en qué y bajo qué circunstancias.
En una generación que tiene un acceso difícil al trabajo, que accede a trabajos precarios, con sueldos bajos, contratos a corto plazo, la incertidumbre sobre el mañana suele provocar una reacción de búsqueda de alternativas: no puede ser que vayamos a pasar toda nuestra vida experimentando esta inquietud e insatisfacción para luego llegar a una jubilación que además es cada vez más que dudosa.
Un plan de vida alternativo
La libertad financiera se plantea así como un plan de vida alternativo donde se trabaja en una estrategia de salida de esa forma de vida, siempre basándose en ahorrar e invertir dichos ahorros para que crezcan a largo plazo y poder vivir con un poco menos de inseguridad, estar un poco más protegidos de las inclemencias vitales, prepararse para una incierta jubilación y si finalmente es posible, tener una red de seguridad que te ayude a emprender, reducir horario laboral, coger excedencias, o incluso acabar dejando el trabajo si así lo desearas.
De alguna manera, buscar la libertad financiera implica coger una serie de buenas costumbres ahora que te protegerán y te ayudarán a llevar una vida más serena en el futuro a corto, medio y largo plazo.
Grados de libertad
Como ves, la libertad financiera no es una situación de blancos o negros, sino una gama de grises donde cada paso que des ya aporta un nuevo grado de libertad. Pongamos algún ejemplo: una persona que tiene un trabajo precario, una deuda de 45.000€ y sin ahorros puede ser un poco más libre ahorrando 500€ en una cuenta de ahorros. Esos 500€ evitarán que si tiene una emergencia se tenga que endeudar más, o que no pueda hacer frente al problema que haya surgido. Si además comienza a ahorrar todos los meses una pequeña parte del sueldo y ese ahorro le llega a cubrir un par de meses de gastos, será mucho más libre y tendrá un poco menos de miedo a perder su trabajo o a vivir algún tipo de imprevisto.
Esa persona que tal vez vivía a un sueldo de la ruina, cuando comienza a protegerse con ahorro y comience a deshacerse de la deuda, dará pasos hacia una vida más libre financieramente.
Todo suma
Cada pequeño paso dado hacia dicha libertad, cada euro ahorrado, suma en la dirección correcta. Y te hace más libre, llegues a la meta o no.
Si a la sana costumbre de ahorrar periódicamente se le suma la búsqueda de más ingresos formándose profesionalmente, buscando mejores puestos de trabajo, o buscando unos ingresos extras de forma que la capacidad de ahorro se incrementa, después de tener ese fondo de emergencias que te cubra unos meses en caso de perder los ingresos, se puede comenzar a aprender a invertir ese dinero para que no pierda valor y además vaya creciendo con el tiempo, trabajando para ti.
Y no sólo eso: si además de invertir el dinero se diversifica comprando activos que generen rentas, emprendiendo, creando negocios, para no depender de una única fuente de ingresos sino ir diversificando cada vez más, la libertad financiera, la resiliencia financiera, va creciendo más y más, creando una bola de crecimiento económico que se va alimentando a sí misma poco a poco.
Estrategia para alcanzar la libertad financiera
En estos momentos (¡y lamentablemente por muchos años más!) soy un currante más, en camino hacia la libertad financiera. El control de mis gastos y mi progreso profesional me ha permitido tener una buena capacidad de ahorro y después de haber creado un fondo de emergencias que me cubre aproximadamente un año de gastos, actualmente voy haciendo aportaciones mes a mes a mi cartera de inversión. Si eres curioso, el progreso lo puedes seguir mes a mes en mis actualizaciones de cartera en el blog.
Para seguir avanzando en mi camino hacia la libertad financiera, como ya comentaba en el artículo “mi estrategia para alcanzar la libertad financiera", a grandes rasgos esta es mi estrategia:
1. Vivir por debajo de mis posibilidades
Pre-ahorrar cada mes una parte importante de mi sueldo (alrededor del 50%) para construir mi cartera de inversión poco a poco. Vivir por debajo de mis posibilidades es el primer paso para poder construir un futuro. Esto lo hago con una transferencia automática al día siguiente de recibir mi nómina, así ni me entero y sigo viviendo dentro del presupuesto que me he marcado y que me permite vivir a gusto con mi familia, disfrutar de la vida sin sentirme privado de nada, pero sin derrochar.
2. Desarrollo de mi carrera profesional
El trabajo es la más importante fuente de ingresos y cuanto más me formo y más excelencia busco en mi puesto de trabajo, más ascensos, bonuses y ofertas laborales tengo. Esos ingresos extras que se incrementan año tras año, en lugar de inflar mi ritmo de vida, van directos a mi cartera de inversión cada mes.
3. Inversión constante sencilla y a largo plazo
El dinero sin trabajar no hace más que depreciarse en el banco. Para verlo crecer hay que hacerlo trabajar, ponerlo en marcha e invertirlo para que se multiplique. Primero trabajamos para conseguir dinero y luego el dinero trabaja para nosotros.
Hay muchas formas de invertir, y cada uno debe encontrar la que mejor se ajuste a su perfil de riesgo y disponibilidad de tiempo, pero mi forma favorita por su sencillez, efectividad histórica, falta de dedicación y probabilidad de ganancia en el largo es la inversión pasiva. Ya sea mediante robo-advisors como Indexa o comprando directamente fondos indexados en MyInvestor, cada mes invierto de forma automática una gran parte del dinero ahorrado para verlo crecer con los años y poder recoger los frutos cuando llegue la hora.
4. Buscar nuevas fuentes de ingresos
Si haces unos cálculos de cuánto dinero necesitarías para mantener tu ritmo de gastos actuales con tu cartera de inversión (siguiendo la famosa regla del 4%, puedes tener una estimación de tu cifra objetivo multiplicando tus gastos anuales por 25) te darás cuenta de que es una pasada de dinero y que muy pocos podrán alcanzar su objetivo. Aunque ya he comentado que lo importante no es llegar a dicha cifra sino avanzar hacia ella, trabajar en la parte de los ingresos es clave para acelerar el camino inversor.
Aquí cada uno busca sus formas de generar ingresos extras cada mes, de forma que la bola inversora crezca lo más rápido posible. Si por ejemplo puedes ahorrar 100€/mes y consigues otros 100€ con algún trabajo extra, o si ahorras 300€/mes pero ingresas otros 50€ de alguna venta de objetos de segunda mano, o publicas un libro que te trae un par de miles de euros extras al año, o tienes un piso que puedes alquilar por unos cientos de euros al mes… verás cómo el camino se acelera año a año.
Yo en esta parte estoy activamente trabajando en la generación de ingresos extras cada mes con una cartera de crowdlending y crowdfunding inmobiliario y me gusta explorar proyectos de emprendimiento digital, pero cada uno busca su forma de avanzar. Cada euro extra ayuda.
Como ves, este plan en teoría no es complejo de realizar, pero es un proyecto que exige constancia y perseverancia en el ahorro y la inversión durante muchos años. Mi objetivo, y lo voy consiguiendo poco a poco, es que esto no me cueste ningún esfuerzo: tenerlo tan interiorizado y que esté todo automatizado de forma que no me suponga ningún tipo de trabajo. Ir en piloto automático hacia la independencia financiera.